Todos conocemos a Tom Hanks y Sandra Bullock por ser dos de las estrellas taquilleras más rentables del cine americano. No tan conocido como los dos primeros es el director inglés Stephen Daldry, quien después de una exitosa carrera como director de teatro es responsable de películas que tocan la fibra sensible del espectador dentro del relato de un drama que no deja de pertenecer a lo cotidiano, como ya consta en las películas Billy Elliot (2000), las horas (2002), el escritor (2008) y finalmente la película a la que se refiere esta crítica. El cine de este autor va directo al drama de los personajes y el estudio de los mismos, lo cual permite entender las circunstancias de estos, así como el valor de sus acciones. Esta formula se repite en Tan fuerte y tan cerca (2011), que igual que sus predecesoras explora el drama que vive un núcleo familiar a partir de la pérdida del padre durante los hechos del fatídico 11 de noviembre de 2001 en la ciudad de Nueva York. Cómo es de esperarse, la dedicación al trabajo actoral es sobresaliente, más centrado en la figura del hijo Oskar Schell, quien hace el hallazgo de una llave que lo llevará a un viaje de descubrimiento personal para hallar las razones que el protagonista necesita para definir el significado de la muerte, de la búsqueda constante de las respuesta ante lo insodeable y finalmente, el valor de purgar las culpas para seguir viviendo. Bullock y Hanks apenas son dos figuras que por momento salen en el relato inspirado en la novela del autor Jonathan Safran haciendo lo que mejor saben hacer en un drama: atraer público a ver una película que por su naturaleza no es para el gran público; y ser ellos mismos repitiendo los gestos y expresiones que le hemos visto en otras películas. El verdadero hallazgo actoral se encuentra en el niño Thomas Horn quien maneja de manera muy holgada una paleta extensa de emociones, transmitiendo el sentimiento de pérdida y de búsqueda vital de las respuesta que requiere en su inocencia para entender la ausencia del ser querido. Mención aparte merece Max von Sydow quien a pesar de sus 81 años, logra crear un personaje sólido que incluso le valió su primera nominación al oscar como mejor actor de reparto 2012. Tocando la fibra sensible a partir de un hecho real, Tan fuerte y tan cerca (nominada igualmente al oscar como mejor película del año 2012) es una cinta para reflexionar y sensibilizarse, para meditar sobre la misma y compartir opiniones. Recomendable, aunque no tenga efectos especiales y demás parafernalia estridente
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