De entrada, John Carter (2012) es la primera gran apuesta del año para los estudios Disney de abrir la temporada taquillera en EE.UU y otros mercados internacionales con el inicio de una potencial y lucrativa franquicia, valiéndose del personaje creado por Edgar Rice Burroughs (autor de Tarzán, rey de los monos), que es reconocido por un reducido público de lectores como el protagonista de la serie marciana de novelas de este reconocido escritor del género fantástico.
John Carter es el vehículo de lucimiento para la estrella en ascenso Taylor Hitsch (Battleship), protagonista de uno de los blockbuster más esperados del año; e igualmente la oportunidad para Andrew Stanton, director de las premiadas y taquilleras películas de Pixar (la hermana de Disney) Wall-E y Buscando a Nemo, al igual que guionista de Toy Story y Monster Inc, de hacer una gran entrada al cine de acción vivo comandando una superproducción que costo 250 millones de dólares sin contar lo invertido en la campaña publicitaria de la película
Efectos especiales, un mundo totalmente nuevo creado especialmente para introducir el planeta Marte al espectador, seres fantásticos a granel, naves voladoras, un personaje principal con súper poderes, grandes batallas entre otros elementos, no logran salvar a John Carter de ser una película fallida y carente de genuina emoción y carácter
El mayor problema de John Carter puede que sea su confusa y aburrida historia, plena de baches narrativos que hace decaer la trama; puede igualmente que siendo un producto Disney sorprenda al presentar escenas dónde el personaje principal y sus antagonistas asesinan en cruentas escenas fantásticas a los seres de marte, sangrando azul en vez de rojo y siendo incluso degollados (mensaje confuso para los niños, más viniendo de la casa del ratoncito que no ha acostumbrado a su público a la masacre gratuita); la confusión de géneros (wester-ciencia ficción al estilo de la película "Vaqueros y Comboys"); o sencillamente sea la falta de química entre la pareja protagonista de la cinta, al igual que el resto del elenco humano, que convive a lo largo de 2 horas y 12 minutos con personajes generados por computador, sin lograr atinar la simpatía o el interés por su suerte en el espectador.
Siendo justos, John Carter tiene alguna escena interesante que pudo rescatar la trama pero que es desaprovechada de manera incomprensible para dar importancia a lo que no ayuda por ser desarrollado de manera desafortunada por los guionistas.
Hollywood nos ha acostumbrado al espectáculo visual sin contenido (verbigracia serie Transformes cuyo éxito financiero es indiscutido), pero esta vez la jugada no salió como se esperaba, representando la renuncia del para entonces presidente de los estudios Disney; y la muerte prematura de una potencial nueva franquicia cinematográfica
Curiosamente, John Carter recaudó más en el extranjero durante su exhibición en cines que en EE.UU (209 millones de dólares), en gran parte por la gran campaña de mercadeo que Disney y sus filiales en otros países implementaron para aprovechar el primer lanzamiento del inicio de la temporada de estrenos taquilleros, incluso semanas antes del estreno de la primera gran sorpresa del año: Los juegos del hambre
En su efectismo visual, esta extraña película carente de una buena historia puede verla sin problemas en su hogar en formato casero
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