No todo el mundo disfruta
del buen vino, porque para ello se requiere de una cultura etílica que permita
el disfrute del caldo en sus variantes. Catar por tanto consiste en reconocer
el vino a través de los sentidos y comenzando cuando no se sabe, por memorizar
los olores y sabores.
Aprender como una constante
de la vida se puede aplicar a cualquier situación novedosa, e incluso aquellas
que por desgaste o uso reiterado nos parecen conocidas; siendo para mi el cine que
goza de atributos que se aprecian mejor mientras más se aprende sobre él.
De entrada la película “Tinker,
Tailor, Soldier, Spy” (2011), no es para todo público, ni siquiera tiene una
elaboración argumental sencilla de seguir, amén de tener un desarrollo lento
pero constante, basado en el espionaje y la intriga ambientada en la época de
la guerra fría. Sin embargo es una cinta que si le dedicas tu atención puede
ser significativa como un excelente y pensado juego de ajedrez, e incluso como
el disfrute de un buen tinto.
El argumento de la cinta sitúa la trama en los años 70 en plena
guerra fría, el fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los
servicios secretos británicos (M16). Uno de los defenestados es el agente George Smiley (Oldman).
Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una
misión especial. Se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del
servicio y sólo alguien externo puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros
agentes jubilados, Smiley irá recabando información y encajando las piezas para
intentar descubrir al traidor.
Cómo espectador la película
no debe ser vista como un ejercicio frenético del cine de espías al estilo de
la serie Bourne, Misión Imposible o James Bond. Al contrario, debe ser asumida
como lo que es: una adaptación de una obra de un novelista británico de culto, con
un personaje emblemático- el agente George Smiley- que ha protagonizado cinco
éxitosas novelas, siendo Tinker una de ellas; y un ejercicio de percepción
completa para poder asegurar su disfrute.
La virtuosidad del director
es admirable púes mantiene con pulso las escenas pensadas y filmadas con planos generales fijos o detallados, mezclando
efectivamente la tensión y el suspense de la historia, dónde todos los hombre
claves (Calderero, Sastre, Soldado, Espía) juegan con la intriga y la traición
en tiempos dónde las tensiones nucleares estaban patentes entre EE.UU y la
Unión Soviética.
La estética junto con la
narrativa de la película es elegante logrando retratar el tiempo histórico
desde dónde se ubica la misma. Sin haber leído al autor del libro, conozco el
trabajo de Jhon Le Carré gracias a las múltiples adaptaciones de sus novelas al
cine, entre ellas La chica del tambor (1984), La casa Rusia (1990), El sastre
de Panamá (2001) y el jardinero fiel (2005). El trabajo de Gary Oldman como
Smiley es extraordinario, confirmando nuevamente la grandeza de este actor
británico. El resto del staff a la altura interpretativa sin excepciones
Como el buen vino, “Tinker,
Tailor, Soldier, Spy” (2011), se disfruta percibiendo con atención todos los
intrinculis de la intriga que circula como electricidad en el ambiente, cuando
sobre el mundo pendía de un hilo la seguridad de todos, en la pugna idiológica suprema
de las grandes naciones con arsenal nuclear.
Dispóngase púes a
disfrutarla con todos los sentidos, para asegurar que su experiencia como la
mia, será duradera y no diluida pasados los días después de verla. Recomendada. Disponible en DVD
No hay comentarios:
Publicar un comentario